diumenge, 9 de desembre del 2012

Querída princesa mía;


Estoy en el paraíso. Sé que estas a la vuelta de la esquina, pero aún así te echo de menos como si fuera de aquí a dos años nuestra próxima visita. Te explico como es esto. Breve, o almenos eso intentaré. Es todo del color real de las cosas: Las sillas de madera, como siempre habían sido hasta que la vida se modernizó ella sola sin ayuda de nadie. Los jardines de muchos colo
res y no solo verdes como ahora. Los coches no existen, andamos de un lado a otra como las reinas y reyes, tenemos carruajes y caballos. Las pesadillas son más bonitas aquí que allí, aunque existan. 
¡Por cierto, tengo algo que contarte querída amiga! Me enamorado, y esta vez de verdad de la buena como tu me decías. Ni siquiera puedo dormir solo de pensar en sus tremendos ojos. Estoy encantada con este maravilloso sitio. De verdad que es lo mejor que podría haber después de la asquerosa sociedad en la que tu aún estas metida. También quiero que le des recuerdos al hijo de puta con el que te topáste en la calle esa tan superficial del pueblo más rastrero. Súmale repartir besos a mis primos, hermanos, padres, abuelos, tíos y sobre todo a cada una de mis amigas y a mi antigua pareja. Dile que estoy muy bien aquí, que yo solo echo de menos de él lo que ni siquiera el ve. Recuerda decirle al suelo que ya no me caigo, que no le voy a dar ese placer. Acuérdate sobretodo de todos los recados estimada íntima. Aproximadamente, ¿Cuánto puedes tardar hasta aquí?. No contestes, da igual. Te esperaré, porque este sitio es para mi y para tí. Creo que después de todos los echos vividos en esa tierra ya hemos dejado alguna mancha en algún corazón. Hasta pronto, espero tu asistencia a este magnífico lugar.